
Y finalmente la bolsa de Debaltsevo cayó. La milicia alzó su bandera en la ciudad liberada, los civiles salían de sus refugios y empezaban a ser evacuados, las últimas tropas ucranianas se rendían o merced a los acuerdos del alto el fuego se retiraban en derrota, dejando atrás todo su material. En este artículo, los analistas de Coronel Cassad ofrecen una valoración de la situación militar y política tras la batalla de la Bolsa de Debaltsevo con la que coincidimos básicamente.
El final de la batalla por Debaltsevo. Análisis militar y político / Coronel Cassad

La bolsa de Debalchevo el 25 de enero. Popesnaya no ha sido tomada del todo y seguían los combates. La pinza no se había cerrado el día 28 todavía.
Fuente. Coronel Cassad. Traduccion. Nahia Sanzo en slavyangrad.es
El aspecto militar
El 19 de febrero quedó perfectamente claro que el grupo de fuerzas ucranianas en Svetlodarsk, incluso a pesar de haber recibido refuerzos desde Artyomovsk y de haber conseguido mantener el control del cuello de botella en que se había convertido esa zona, no podría solucionar los problemas a los que se enfrentaba el comando ucraniano a la hora de desbloquear la carretera M-103 o tratar de capturar algunas localidades y Colinas estratégicas.
Pese a las pérdidas sufridas en este intento, la junta no logró establecer una línea de suministro de sus tropas cercadas, por lo que a pesar de los numerosos intentos de desbloquear el grupo cercado, comenzó el inevitable proceso de degradación de la organización de la defensa dentro de la propia bolsa de Debaltsevo. La falta de munición para el armamento pesado, la falta de combustible y la baja moral de las tropas han hecho posible que las tropas de las milicias logren finalmente barrer Chernukhino y capturar gran parte de Debaltsevo, donde ayer se izó la primera bandera de Novorrusia (el detalle de que no fuera una bandera de la RPD o de la RPL sino la de Novorrusia es un símbolo importante de lo que pronto puede ser una federación o confederación de Repúblicas Populares). El trabajo de limpiar los focos de resistencia y acabar con los grupos aislados de fuerzas ucranianas continúa.
La captura de la estación de ferrocarril Debaltsevo-Sortirovochnaya (en el este de la ciudad) ya había creado las condiciones para la captura de Debaltsevo, ya que aseguraba el acceso a la ciudad de grupos de asalto y de sabotaje hacia la zona urbana del sur y sureste. Al mismo tiempo, el descenso de la capacidad defensiva militar de la junta redujo drásticamente la capacidad de resistencia de este grupo, lo que llevó al abandono de sus posiciones hacia el sur-suroeste de la ciudad (por ejemplo hacia el bastión de Olhovatka) y a la retirada de otras unidades hacia el interior de Debaltsevo, donde estaban más cerca de una vía de salida.
El problema de la junta radica en su incapacidad para organizar una evacuación completa de sus tropas sitiadas. Incluso los intentos de fuga a través de carreteras secundarias acabaron con pérdidas significativas, así que a pesar de los comunicados triunfalistas de que gran parte de las fuerzas logró salir, una gran masa del grupo cercado (entre 2500 y 3000 soldados) sigue atrapado en la caldera.
La junta ya ha llegado a una serie de conclusiones organizativas: el comando de las fuerzas ATO, Popko, ha sido apartado de sus funciones y reemplazado con el anteriormente purgado Vorobyov, conocido por sus recientes intentos de postularse como repuesto para el jefe del Estado Mayor Muzhenko además de por sus errores en Ilovaysk. Mientras Poroshenko trata de tapar estos detalles, Vorobyov se ve obligado a lidiar con la herencia recibida de sus predecesores. La batalla de las últimas semanas ha dejado clara la baja calidad del trabajo realizado por el comando de las Fuerzas Armadas de Ucrania, por lo que es complicado que la situación empeore para ellos. Solo se verá si estos cambios en el comando militar han supuesto un cambio positivo tras la posible campaña de primavera. Puede incluso que Vorobyov no llegue a esa campaña, ya que sus numerosos enemigos entre las altas esferas políticas y militares siguen al acecho.
Los catastróficos errores del Estado Mayor y del comando militar local fueron la gota que colmó el vaso y provocó el colapso. El Estado Mayor no aportó la defensa requerida para Logvinovo, necesidad que debió ser fácilmente reconocible cuando la junta se vio sorprendida por el ataque y captura de Uglegorsk. La defensa de Logvinovo y de las colinas adyacentes podría haberse organizado usando fuerzas en estos momentos dentro de la bolsa de Debaltsevo o con refuerzos llegados desde Svetlodarsk o Artyomovsk a esta zona en peligro. Este fallo de cálculo resultó catastrófico para la junta, que al día siguiente de la pérdida de Logvinovo y de la interceptación de sus comunicaciones en Debaltsevo se vio obligada a destinar, en su intento por recapturar la localidad, a un número muy superior de sus fuerzas del que habría necesitado de haber organizado la defensa a su debido tiempo. Tras la pérdida de Uglegorsk y la entrada en Kalinovka, el siguiente paso era obvio incluso para cualquier aficionado, pero el comando de las fuerzas ucranianas se mantuvo criminalmente pasivo, o negligente, lo que llevó a la pérdida de un número significativo de personal y material.
En este punto, la cuestión militar de Debaltsevo ha quedado resuelta, así que únicamente queda ver cuánto tiempo se alarga la agonía y cuáles serán las pérdidas reales de la junta (caídos en la batalla, heridos y prisioneros de guerra), así como el cálculo de las pérdidas materiales. Ya no es posible para la junta evitar esas pérdidas, ya que la ofensiva de enero de las fuerzas de la milicia ha logrado sus objetivos, aunque haya sido a costa de un gran esfuerzo.
Se ha conseguido el objetivo: el grupo de la junta de Debaltsevo está siendo derrotado. Al margen de cuántos soldados de la junta puedan escapar del cerco, la milicia ha capturado el nudo de transportes más importante de la zona, lo que va a facilitar la logística, y ha derrotado a un gran grupo del enemigo, lo que supone un gran éxito operativo para la milicia.
El factor político
El intento por salvar todo lo posible comenzó en cuanto la junta comprendió que no había una vía militar para resolver la situación de Debaltsevo. Quienes lograron salir del cerco fueron inmediatamente convertidos en héroes, pese a que hasta hacía pocas horas habían sido parte de otro mito, que como el de los ciborgs del aeropuerto, se colapsó por su propio peso. El “Stalingrado ucraniano” acabó por convertirse en otra caldera, que una vez más supuso otro golpe para el comando militar y liderazgo político de la junta. El comando militar no ha conseguido equiparar su retórica militar con éxitos militares.
La derrota en la batalla del aeropuerto y en la batalla de Debaltsevo ha eliminado de un plumazo todos los éxitos de la junta en la defensa de la zona de Peski-Avdeevka y en el área de Bakhmutka, donde la ofensiva de la milicia ha fracasado. Es natural que la junta busque ahora una llamada a la paz y firme una tregua temporal patrocinada por Rusia y la Unión Europea. La junta necesita ahora un descanso temporal para poder dejar atrás la triste historia de Debaltsevo y estabilizar el frente en la zona de Svetlodarsk, tras lo que es previsible que se cumplan los acuerdos de Minsk y la acción militar se tome una pausa hasta, al menos, abril.
La junta pudo haber negociado la retirada de sus fuerzas de Debaltsevo durante las conversaciones de Minsk, presentando así la retirada como un sacrificio por el compromiso político, afirmando que Europa así lo exigía, y evitando la derrota militar. Kiev, empujado por Washington y por sus seguidores hacia la escalada de una guerra híbrida en Ucrania, se mostró terca en su postura sobre la cuestión de Debaltsevo, que quedó sin resolver en Minsk. Esto permitió a la milicia llevar la situación a su final más lógico, condenando a la junta a una derrota militar considerable.
Ahora el presidente Poroshenko está dispuesto a discutir la posibilidad de desplegar una fuerza de paz a lo largo de la zona de seguridad (lo que incluye el despliegue de fuerzas de paz a lo largo de la frontera entre Rusia y las Repúblicas Populares, algo inaceptable para la Federación Rusa), que debería asegurar de forma más efectiva la separación de las partes. El problema es que dada la falta de compromiso político a largo plazo, la fuerza de paz podría simplemente reforzar la existente línea del frente como la futura frontera. Esto no beneficia los intereses de Kiev o Estados Unidos, pero beneficia aún menos los intereses de la RPD y la RPL, pero la lógica europea de congelar el conflicto (que tiene cierto apoyo en Rusia, cuyo principal interés es reducir la intensidad del conflicto) hace posible esta forma radical de congelar el conflicto. Desde el punto de vista de la integridad territorial de Ucrania, la presencia de cascos azules implicaría el reconocimiento implícito de Kiev de su incapacidad de resolver el conflicto por sí mismo.
Sin la cuestión de Debaltsevo sobre la mesa, Poroshenko tratará de usar la tregua para rearmar a su ejército, así que pese a su insistencia pública en el proceso de paz, continuará presionando para que Estados Unidos y sus satélites envíen armas a Ucrania. El nuevo líder del Pentágono, al contrario que su predecesor, ha defendido abiertamente el suministro de ayuda militar a la junta y está directamente relacionado con los halcones republicanos, incluyendo al senador McCain.
Estados Unidos continúa convencido de que el alto el fuego no se mantendrá durante mucho tiempo y de que no habrá un compromiso político, por lo que continúa trabajando por extender su guerra híbrida contra Rusia. La principal labor de la junta es legalizar la ayuda militar extranjera e incluir en ella armamento moderno, incluyendo el armamento estadounidense. Mientras tanto, la junta tratará de evitar el colapso de su economía (el colapso social es prácticamente inevitable, ya que se evitará el colapso de la economía aplicando las salvajes exigencias del FMI), ya que el empeoramiento de la situación económica aumentará la tensión social. Las carteras vacías aclararán las ideas de los ucranianos con más facilidad que la llegada de féretros de Donbass.
La junta tratará de llegar al final de la tregua con un ejército reforzado. Otro problema será compensar las actuales pérdidas de material, algo que será especialmente complicado ya que la pérdida de material relativamente moderno será sustituida por vehículos antiguos restaurados y por otros deshechos de Europa del Este. Ucrania requerirá adquirir armas y material, reactivar la industria militar y los servicios de apoyo de la retaguardia para conseguir obtener la capacidad de conducir, a largo plazo, una guerra híbrida.
La junta tiene pocas posibilidades de obtener una victoria militar completa. Quienes no lo creyeron tras Ilovaysk habrán quedado convencidos durante estas operaciones de invierno, cuando todos los esfuerzos de ofensiva y contraofensiva han quedado en nada incluso a pesar de su superioridad numérica. A corto plazo, la junta se centrará en su densa estratégica, esperando que la presión militar, política y económica de Estados Unidos y sus satélites forzará al Kremlin a ceder en sus posiciones respecto a Ucrania. Dentro de esta lógica, Kiev violará inevitablemente el alto el fuego y la acción militar reanudará la guerra, un paso que tanto beneficia a Estados Unidos.
juan goicoechea
2015/02/19
Me ha gustado su exposición, la cual comparto
Muy a mi pesar, la situación actual solo la considero una tregua. Provee una reanudación hacia abril Si Ucrania lanza una ofensiva para esa fecha, será previsiblemente otra derrota; han perdido mucho material, su rápida reposición solo lo veo factible con material de saldo del antiguo Pacto de Varsobia, es material conocido aunque obsoleto; por contra agenciarse material moderno presupone un largo periodo de instrucción. No creo que la junta disponga políticamente de dicho tiempo.
Novorossya tiene que aprovechar este tiempo en recuperar y reparar todo el material capturado, procediendo también a un reencuadramiento e instrucción intensiva de sus unidades.
Pero sobre todo preparar un plan estratégico abierto que permita una contraofensiva demoledora en un punto estratégico y una defensa flexible que absorba grandes cantidades de las fuerzas contrarias.
Discúlpeme, es solo mi visión de de la historia militar.
lino lencinas
2015/02/19
Yo creo que la federacion rusa,sin quererlo,es el mejor aliado de EEUU…cuando las fuerzas de Novorossia estan avanzando victoriosos,tras unos enemigos sin fuerzas morales ni materiales,aparece Lavrov con un PLAN DE PAZ…alli se congela la situacion,hasta que kiev se vuelve a armar y ataca de nuevo,con grandes perdidas de civiles e infraestructura de Donbass…y asi parece que va a seguir,segun el analisis de Cassad…ahora hay que esperar a que kiev rearme su ejercito y vuelva al ataque,en vez de aprovechar ahora la embestida y terminar con los nazis… ¿o sera que HAY MUCHO NEGOCIO EN LA DESTRUCCION DE LA INFRAESTRUCTURA Y en la compra de propiedades que seguramente estan realizando kolomoiski,waltzman y otros oligarcas rusos,de los refugiados que huyen de los bombardeos? …el baron rothschild dijo que CUANDO VEAS SANGRE EN LAS CALLES COMPRA PROPIEDADES……ademas NO HAY QUE OLVIDAR QUE LAS PERSONAS SOBREVIVIENTES DEBEN RECONSTRUIR Y alli vienen los banqueros a prestar dinero…LA GUERRA ES UNA OPORTUNIDAD DE NEGOCIOS para los vampiros sionitas,si no consiguen el territorio para su gran patria kazharia,entonces sacaran la mayor cantidad de jugo que puedan…NUNCA PIERDEN…bussines is bussines…
juan goicoechea
2015/02/20
Tienes razón, la guerra es un negocio; negocio en la destrucción y lo mismo en la reconstrucción.
Difiero e tu opinión sobre la actuación de Rusia. Está controlando bien los tiempos. Al parar los combates, permite a Novorossya que se reorganice y que digiera el territorio recuperado, preparándose para el siguiente enfrentamiento
Por el contrario, Kiev, aunque se rearme, debido a sus derrotas (por mucho que su publicidad las presente como victorias) van minando la moral y disminuyendo la capacidad de lucha de sus tropas.
Alumno Crítico
2015/02/20
Una vez llegado a este punto el conflicto ucraniano, creo que es oportuno hacer un ejercicio de retrospectiva para recordar la génesis de este conflicto. La revolución del pueblo de Ucrania contra las políticas de Yanukovich tuvo un carácter emancipatorio legitimado y posteriormente apoyado por la Unión Europea y los Estados Unidos; el objetivo era tomar el poder para librarse del gobierno cuasi despótico del señor Yanukovich y así poder crear las condiciones necesarias para reconstruir un proyecto de país integrado en el resto de Europa (llegados a este punto, debo recordar que el detonante principal de la revolución fue la decisión del ejecutivo ucraniano de perpetuar las relaciones comerciales con Rusia en detrimento de un posible acercamiento/integración en la UE). Al mismo tiempo, se dio una revolución paralela en el seno del pueblo ucraniano, una escisión de la propia revolución que pedía todo lo contrario, es decir, mantener ciertas zonas de Ucrania bajo territorio ruso. Mi pregunta es, ¿por qué el primer movimiento tiene, a ojos internacionales, mayor legitimidad que el segundo, habiendo partido ambos de las mismas condiciones (revolución simultánea, derrocamiento del hasta entonces gobierno ‘legítimo’ con el consiguiente vacío de poder)? ¿No resulta acaso paradójica la complacencia de los estados europeos con un gobierno surgido de uno de esos levantamientos populares que tanto detestan los estados ‘democráticos’? Hagamos un simple ejercicio de imaginación: pongamos que esa misma revolución se lleva a cabo de la misma forma y con vistas a establecer un estado, digamos, comunista: ¿sería tan amigable la reacción de la UE? La prespuesta a esta pregunta es de sobra conocida.
Creo que, por lo que a nosotros respecta, deberíamos tener una visión mucho más crítica para con nuestros medios de comunicación y nuestros propios gobiernos, ambos posicionados en un discurso propio de la Guerra Fría, en la que Rusia es en último término el enemigo a batir. Este tipo de discurso está destinado a cegar a los ciudadanos de nuestros países y, lo que es aún más perverso, posicionar a estos mismos ciudadanos en una actitud de rechazo ante el que los mass media se afanan por simbolizar como el Otro peligroso, capaz de hacer tanto daño a nuestras formas de vida occidentales.