«No creo que Podemos sea el resultado de una conspiración… pero sí que se alimentan determinados procesos mientras otros son bloqueados»
LA PROFESORA ÁNGELES DÍEZ DA LAS CLAVES DE LA GESTACIÓN DE PODEMOS
Por JULIO ANDRÉS CAPEY / CANARIAS-SEMANAL.ORG.- Ya no son tan pocos los convencidos, a estas alturas del juego político en el Estado español, de que asistimos a una “Segunda Transición”. Es decir, a un escenario similar, con ingredientes y objetivos análogos a los que promovieron la Primera Transición, como forma de contener la conflictividad social y garantizar la máxima lampedusiana de cambiar algunas cosas para que nada esencial cambiase.
Sin embargo, durante las primeras etapas de la formación Podemos, el partido que hoy parece desempeñar el papel que hace cuarenta años jugó el PSOE, muy pocos vislumbraron en qué consistia realmente la operación, y muchos menos fueron los que se atrevieron a intentar desenmascararlos.
Tambien parece oportuno rememorar que una buena parte de la llamada prensa alternativa se deslumbró con el nuevo fenómeno politico, pese que era evidente que estaba promovido por el poderoso Grupo mediático ATRESMEDIA. Igualmente no viene mal precisar que los primeros análisis críticos hacia la emergente formacion fueron realizados por algunos de los colaboradores de esta publicación digital, justo coincidiendo con la presentacion de Podemos en el Teatro del Barrio de Lavapiés, en enero de 2014.
En el mundo de la Academia, fue la profesora del Departamento de Sociología de la Universidad de Complutense de Madrid, Ángeles Díez Rodríguez la que supo comprender desde las primeras etapas de su gestacion el fenómeno político protagonizado por jovenes profesores universitarios de la Facultad de Politicas de su misma Universidad.
Su temprano artículo “Podemos y la folletinización de la política: Pablo González o Felipe Iglesias”, de octubre de 2014, constituyó algo más que una oportuna señal de peligro. En él Díez desvelaba cuál era la dinámica que se escondía tras aquella “novedosa renovación”.
“La propuesta política de Podemos –escribía entonces la profesora Díez – elabora un producto a la medida de los resultados de las investigaciones sociológicas de la facultad de Ciencias Políticas y Sociología. Utiliza las asamblea de los círculos a modo de ‘grupos de discusión’ para su campaña de publicidad y los debates y críticas para ajustar el discurso y la puesta en escena. Del mismo modo, saca partido de mercancías tecnológicas como Eppgree, que monitorean las redes sociales y que ya mostraron su gran eficacia para crear ilusión participativa en el programa de televisión Gran Hermano”.
Pero el análisis de Ángeles Díez va mucho más allá. Consigue proporcionarnos algunas claves para identificar la naturaleza del oportunismo reformista de Pablo Iglesias y los suyos. Esa es la razon por la que nos ha parecido util rescatar aquel articulo que la redacción de Canarias Semanal publicó en forma de entrevista con el propósito de hacerlo más accesible a sus lectores. La vigencia y precocidad de las aseveraciones que formuló hace ya dos años la profesora Diez son cuando menos sorprendentes.
– ¿Cree usted que estaríamos viviendo ahora una nueva «Transición», similar a aquella fraudulenta operación política que tuvo lugar a finales de la década de los setenta?
– No soy la primera que viendo las analogías existentes entre aquella época y ahora ha hablado de una Segunda Transición, aunque la mayor parte de los discursos que interpretan los acontecimientos actuales en esa clave suelen hacerlo a modo de justificación de la necesidad de renovar, de nuevo, el sistema político para garantizar la “paz social”. Es decir, lograr la estabilidad económica y política que nos saque de la crisis y nos lleve, de nuevo, al imaginario paraíso socialdemócrata: más consumo, más clase media, más trabajo, más… Son pocos los que trascienden el discurso exitoso de la renovación del régimen de la primera Transición, ni siquiera desde posiciones de izquierdas.
– Pero los perfiles de los personajes que intentan protagonizar hoy esa segunda Transición, sin embargo, no parecen coincidir con los de entonces.
– Es cierto que la nueva entrega de «Transición» cuenta ahora con personajes renovados, más jóvenes, más guapos y mejor preparados. La propuesta política de «Podemos» elabora un producto a la medida de los resultados de las investigaciones sociológicas de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología. Utiliza las asambleas de los círculos a modo de “grupos de discusión” para su campaña de publicidad y los debates y críticas para ajustar el discurso y la puesta en escena. Del mismo modo, saca partido de mercancías tecnológicas como Appgree, que monitorean las redes sociales y que ya mostraron su gran eficacia en crear ilusión participativa en el programa de televisión Gran Hermano.
– Pero ¿cree usted que se dan similares circunstancias a aquellas que se produjeron en España a la muerte del dictador?
– La cuestión es que la eclosión de las movilizaciones masivas del 15M, las mareas, las marchas, el cuestionamiento de las organizaciones sindicales, los partidos políticos, etc., hacían vislumbrar la posibilidad de una ruptura de consecuencias imprevisibles. Sin embargo, las dificultades para que toda esa movilización se convirtiera en organización, la paradoja de una sociedad indignada pero no lo suficiente como para romper la baraja, crearon las condiciones propicias para que se produjera el triunfo de una tercera vía posibilista.
Incluso la dictadura franquista, aun sin ser civilizada, no renunció tampoco a contar historias a través del NODO, aquel noticiero con el que recreaba un país ficticio. Felipe González no escatimó en recursos narrativos prometiendo sacarnos de la estructura militar de la OTAN. Ahora RTVE toma el testigo del NODO y Pablo Iglesias, el líder de Podemos, nos cuenta que sin ser de izquierdas ni de derechas se pueden cambiar las relaciones de poder.
En esta segunda entrega de la Transición el nuevo partido, Podemos, extiende idénticas recetas: inevitabilidad de la aceptación de las reglas del juego político, pragmatismo, desideologización (“ni de izquierdas ni de derechas”) y oportunidad. Sólo resta por perfilar el difícil equilibrio entre la violencia que supone reconocer el conflicto y apostar por la paz social.
– ¿Piensa que esta segunda Transición obedece a un plan conspiratorio?
– No creo en las conspiraciones, […] Tampoco creo que los sujetos que, en determinado momento son convertidos en protagonistas, tengan un plan más allá de perseguir sus propios intereses, o tal vez sus deseos.
Pero lo que sí creo es que una mirada atenta y desprejuiciada nos permite encontrar un hilo narrativo, una explicación coherente de por qué pasan las cosas, quiénes son los más interesados en que pasen de la forma en que pasan, cómo se promocionan y alimentan determinados procesos mientras que otros son bloqueados, silenciados y eliminados.
Por ejemplo, ¿por qué se vuelve tan relevante para la vida política y los medios de comunicación españoles un fenómeno como Podemos y por qué dejan de ser importantes las movilizaciones de miles de personas en todo el Estado el 22 de Marzo? ¿Por qué es más relevante cualquier actuación mediática del líder de «Podemos» que el genocidio palestino? Preguntas como éstas nos ayudan a encontrar la lógica interna que explica el devenir político-social más allá de los dimes y diretes del show de las tertulias.
Yves
2016/01/13
CONTRADICCIONES DE UNA POLITÓLOGA ANTICONSPIRACIONISTA.
En la última respuesta, la profesora comienza diciendo: «NO CREO EN LAS CONSPIRACIONES».
No obstante, en el segundo párrafo de la misma DESCRIBE UNA CONSPIRACIÓN.
Sólo habría que descubrir quienes son esos interesados en que las cosas pasen, quiénes las promocionan, alimentan unos procesos y bloquean otros, y ya tendremos a una primera capa de agentes de la trama. Después, habría que buscar quiénes, más poderosos, dirigen y financian a esa primera capa, y así sucesivamente. Y siempre llegaremos a donde está el DINERO (el poder = el poder de hacer y deshacer).
¿EN MANOS DE QUIEN ESTÁ EL DINERO?
En el último párrafo dice: ¿Por qué es más relevante cualquier actuación mediática del líder de “Podemos” que el GENOCIDIO PALESTINO?
Pues parece que ella misma está dando una pista para la solución de la ecuación… para cualquier buen entendedor…. ¿Jugadas de lo inconsciente?
Si acaso, como quiera que en los últimos años ha aparecido una suerte de alergia, o fobia (alergia psíquica), a la palabra ‘conspiración’, bien promocionada en las tertulias-show, llamémosle ‘MAQUINACIÓN’. La respuesta indica que la doctora en Ciencias Políticas SÍ CREE EN LAS MAQUINACIONES.
dedona
2016/01/13
lo que les consta —que no es creencia, sino constatación« a la doctora es la lucha de clases como proceso social objetivo, la propiedad privada de los medios de comunicación de masas, los nexos entre poder político y económico y la consciencia del poder de influencia de los medios y la necesidad de modular los accesos a esos medios. Eso es lo que le consta.
Gonzalo
2016/01/14
No entro en el debate de si hubo conspiración o no, porque me parece que es un falso debate que confunde las causas de un fenómeno con la forma concreta en que actúan las fuerzas en juego, las causas. Por supuesto que en este mundo hay conspiraciones (como la de julio del 36), y por supuesto que las fuerzas sociales pueden actuar de muchas maneras concretas diversas, no sólo mediante conspiraciones.
Creo que el asunto está más bien en ver cómo funciona la política en una democracia capitalista de nuestros días, qué case de mecanismo representa, sus funciones, etc. Porque esto que llamamos política, eso de que habla la gente cuando habla de política, no es en realidad sino de una fracción de la política, una serie de temas restringidos, que básicamente son la lucha electoralista (o diré electoral, pues es una perversión de lo electoral) y la parcela administrativa, qué políticas administrativas conviene llevar a cabo dentro de una política ya establecida, dando por sentado que el poder es el que es, asumiendo incluso de manera inconsciente los fines de ese poder aunque sean contrarios a los propios. En este sentido, el papel de la política en una democracia como la nuestra es más bien el de evitar que se hable de política, que se piense sobre política, pues al pensar de política en este sentido de restringirlo a lo electoralista, está ya asumiéndose y dándose por buenas muchas cosas: que lo que es, es que tiene que ser así. Es una prevención de que se cuestione el poder establecido, la forma de organización social, etc. Es una especie de ideología, esa ideología dominante de una sociedad que hace ver a todo el mundo que el orden establecido es lo natural, casi como si no existiera, como si fuera el aire, impidiendo salir a la mente por «fuera del bosque» para escudriñarlo críticamente.
El efecto de Podemos en este sentido creo que ha sido obvio. Todo se ha reconducido a la mera lucha electoralista (nada que ver con emplear las elecciones como instrumento de la movilización popular, subordinada a ella), y con ello a los cauces del régimen existente, previniendo que estos cauces se desbordaran y unos u otros sectores sociales empezaran a preguntarse si puede haber vida más allá. Y así vemos que no es en absoluto casual que el auge de Podemos haya coincidido con la demovilización social: ésta ocurrió precisamente cuando el pueblo volvió a confiar en los cauces del régimen, y con ello el régimen reganó su lealtad. En general, ese es el sentido de la «Segunda Transición», pues quien quiere reformar algo, lucha por mejorar, amoldar, eso que quiere reformar, y por tanto trata de evitar que sea sustituido por otra cosa (pues sería destruir lo que quiere reormar y renunciar a sus objetivos reformadores), y se convierte en puntal y soporte de eso que quiere reformar.
Precisamente esto fue una de las claves de la primera transición: el que el pueblo renunciara a sus objetivos políticos y se transformara en apoyo del régimen, y de hecho funcionó muy bien (había incluso hostilidad en el barrio, gente obrera, a quien pretendiera otro cambio que no fuera el votar al PSOE, precisamente por esto, porque se trataba de lograr ese objetivo en la conciencia política popular y esa hostilidad era un reflejo de su éxito; los efectos de este factor ideológico en el referendum de la OTAN, que en algún aspecto era más que un referendum sobre la OTAN, de por sí algo muy importante… bueno, que me salgo del tema). Ahora, es lo mismo.
EL que el sistema político de dominación de clase que padecemos use en la práctica las elecciones de este modo, para restringir la política, evitando que la gente se ocupe de la política, es una de las formas en que pervierte la democracia.
Y si nos fijamos en lo que ha llegado a ser el mecanismo de la política electoralista (que no electoral, son elecciones, pero deformads al tener que funcionar como mecanismo de dominación de clase contra las clases populares), tengo que volver a que todo ha llegado a estar organizado como un mercado monopolístico, y hoy es algo muy, muy próximo, si acaso -sólo si acaso y es discutible- queda algún resto en alguna autonomía de cuando se empezó a construir la maquinaria actual. Hay dos aspectos:
por un lado, esa política electoralista proporciona los instrumentos al poder para ganar la lealtad y apoyo del pueblo: partidos que vienen, partidos que van, y todo lo demás. Dotándole de una caja de herramientas amplia y flexible para enfrentar gran variedad de circunstancias. Hay oferentes que pueden encontrar comprador sin necesidad de que haya conspiraciones, si el comprador -el gran capital- encuentra atractiva su mercancía, y si no, el propio capital puede dar alguna “inspiración” a los siempre disponibles oportunistas.
Por el otro, vemos las características de todo mercado monopolístico. Para empezar, las fuertes “barreras de entrada”: sólo alguien con muchos medios puede formar una alternativa electoral. Sólo quien goce del apoyo de uno u otro sector capitalista, tiene alguna opción. El capital tiene el monopolio de dirigirse a las atomizadas masas. Las fuerzas políticas son como un mercado, del que el gran capital es el comprador. Rige la máxima liberal de plena libertad, si puedes pagarlo. Ese mercado funciona más bien como el método de producción del monopolio, en que los diferentes equipos de marketing hacen sus propuetas a la dirección, etc. Y el otro mercado es el propio mercado electoralista, en que la maquinaria ideológica, propagandística y de marketing típicamente monopolista, en que los monopolios crean la demanda sobre unos consumidores pasivos, determina lo que éstas vana comprar, sacando envoltorios y marcas adaptadas a cada segmento de mercado para vender un mismo producto, etc.
Esa maquinaria funciona muy bien en tiempos normales. Pero la crisis trajo unas circunstancis en que la masa popular, sin salir aún del “confinamiento ideológico” heredado, empezó a plantearse cuestiones. La política comenzó a asomar la patita desde la calle, había riesgo de que se superaran los cauces del régimen de dominación política. Y aunque eso no suponía que el pueblo se fuera a poner necesariamente en contra del régimen, pero era ya abrir la puerta a esa posibilidad, cuando el fin de este mecanismo político de dominación es evitar la posibilidad, así que en este sentido el mecanismo no alcanzaba con plenitud su objetivo, estaba un tanto estropeado, y había que hacer un apaño.
No tan espontáneamente como a veces se dice, esa masa popular que tendía a movilizarse dentro de los márgenes de ese confinamiento mental heredado, fue encauzada (con un papel de nuevo destacadísimo de los medios de comunicación) en un movimiento que potenciaba esos factores “de confinamiento”, tanto por la ideología que asentaba (populismo y la disolución de la trabazón social que impedía la atomización completa necesaria para alcanzar el ideal del consumidor pasivo, y esa ideología ultraindividualista y atomizadora es omnipresente en el 15M, que rezumaba neoliberalismo), como por los sectores sociales que promocionaba a la cabeza del pueblo, y prevenía con ello que la movilización pudiera dar lugar a que el pueblo diera un paso al frente. Además, se sentaba el caldo de cultivo, la base social, para la recaptación de la movilización popular a los cauces seguros del régimen, de la política entendida como política restringida a lo electoralista (al electoralismo, entendido como esta manipulación y perversión de lo electoral, pues obviamente las elecciones son algo necesario en toda democracia, y no puede achacárseles ningún “mal en sí” sino que depende del papel que tengan en una sociedad dada). Esa neutralización del pueblo fue el primer paso de un movimiento a dos, y el segundo paso es precisamente este que se consolidó el 20D: paso uno, neutralización de las posibilidades de iniciativa popular a la vez que se sientan las bases para la recaptación; paso 2: recaptación.
Aunque esta neutralización del pueblo, esta prevención del cambio (esta segunda transición), tiene muchas facetas y protagonistas, qué duda cabe que el podemismo es una de las piezas esenciales.
En efecto, no es más que lucha de clases. Y como decía Warren Buffet, ellos van ganando. De hecho, ganan por goleada.
miguelfm
2016/01/14
Cosas:
Del genocidio palestino y los muchos otros genocidios tampoco se hablaba demasiado en los medios de comunicación. Si no estuviera Podemos, el silencio mediático continuaría. También deberíamos preguntarnos si el genocidio palestino no ocupa demasiado espacio y le quita visibilidad, por ejemplo, a la multitud de prácticas anticapitalistas a lo largo del planeta, o al desastre ecológico al que nos conduce (el genocidio de todos).
Es evidente que el cuarto poder de los medios de comunicación está en manos del dinero. Pero también podría ser evidente que, si la política es hoy marketing y se hace en la arena mediática, aquellas fuerzas políticas y movimientos excluidos de los media deberían plantearse que, tal vez, sus estrategias comunicativas les han conducido al fracaso. Podemos ha demostrado conocer los mecanismos de los medios de comunicación. Han sabido ser noticiables, innovadores, cool. marcar la agenda, cambiar cierto sentido común, y también ha conseguido politizar mas a la gente, aunque sea solo en el sentido de hablar cada vez mas sobre política. Podemos ha dejado claro que la estrategia mediática es fundamental. Es una lección para todos los movimientos a su izquierda. Podemos es un culturematic político.
Que dos procesos políticos históricos tengan elementos en común, un cierto parecido, no es suficiente para hablar de conspiraciones. Si esto es una revolución de colores, estaría bien hablar de cómo se ha financiado, rastrear los flujos del dinero y entrar en detalles . Mientras tanto prefiero pensar que la única conspiración real es el propio funcionamiento de los medios de comunicación, dedicados a la manipulación, la desinformación y la burricie en general. Lo que hagan mediáticamente con Podemos los dueños de la opinión pública obedecerá a la lógica de sus intereses económicos y políticos propios. Podemos les da audiencia. Podemos, por su parte, tiene sus propios intereses, y necesita construirse mediáticamente, pues es fundamentalmente un partido mediático. Pero creo que es conspiranoico decir que los intereses de unos son los mismos que los intereses de los otros.
Por último, creo que es un error de análisis pensar que Podemos ha pacificado las calles y ha encauzado la indignación y el conflicto en un proyecto político cada vez mas moderado. Los movimientos sociales tienen su tiempo ¿Dónde está Ocuppy Wall Street, o las primaveras árabes?. En España no había tejido asociativo, cooperativo, ni una toma de conciencia general, ni una revolución cultural incipiente ni un nuemo imaginario ilusionante para despertar a lo político lo suficientemente desarrollado como para mantener la conflictividad durante mucho tiempo. ¿Qué habría pasado con el 15M si no hubiera existido Podemos? Simple. Las calles vacías, la misma política de siempre y el conflicto más reprimido y más silenciado. Pero de eso también tendría la culpa Podemos.
Yves
2016/01/14
El poder, que es económico o, más concretamente, monetario-financiero-corporativo internacional, no improvisa. Es bastante más que «creíble» que tiene proyectos y que estos son de hegemonía. Y es un proceso que funciona como montar en bicicleta, ha de ir a más constantemente.
No existe ninguna primavera árabe, revolución de color alguno ni golpe de Estado en Ucrania que no haya sido planeado con un objetivo. Que se lo pregunten a Putin. O, mejor aún, a Brezezinski, uno de los grandes teóricos y estrategas políticos del cártel bancario internacional asentado en la Reserva Federal norteamericana, en el BCE y en casi todos los bancos centrales.
A razón de la crisis de Ucrania, hace dos años la politólogo, doctora en filosofía y profesora universitaria, Nazanin Armanian, escribía lo siguiente: “Según la propuesta de Zbigniew Brezinski para “liberar” los enormes recursos del país más grande del mundo hay que dividirlo en tres estados, una república de la Rusia europea, otra de la siberiana y una tercera del Extremo Oriente. Para ello, deben reducir su zona de influencia en el espacio ex soviético, rodearlo con bases militares, intimidarlo y humillarlo. Dicho y hecho”. Los datos al respecto son ya de dominio público si uno quiere informarse, aun mínimamente.
Cuando la oligarquía de partidos que pretende pasar por democracia comienza a hacer aguas, hay que renovarse (para que todo siga igual, claro está). «Casualmente», de la noche a la mañana, surgen Podemos y Ciudadanos, unos elementos higiénicos, aún no manchados por una corrupción institucional impepinable en una partitocracia no representativa de la sociedad civil, como refresco de lo ya “irrefrescable”. ¡A ver si el pueblo, ya sin esperanza, se va a dar cuenta de que esa Transición democrática fue lo que fue y lo que es, una milonga!. Y, ya de paso, no sería mala idea que fuéramos enterándonos de qué es democracia, que ya se encarga el Sistema de que creamos que es votar (que no elegir) cada cierto tiempo, con el cacareo correspondiente, y sanseacabó. “Una cita con las urnas de vez en cuando y ya están listos”, decía un miembro de la Trilateral.
Y no es necesario que los mismos partidos lo sepan. Cuando Felipe González fuera elevado a la cúpula de un PSOE en horas muy bajas, en Suresness, por parte de la socialdemocracia alemana (una operación de la CIA –véase “La CIA en España” de Alfredo Grimaldos-), él mismo no sabía que detrás de los alemanes se hallaba H. Kissinger, según constata un testigo de excepción como lo fue Trevijano. Ahora, habría que ver quien se encontraba tras este integrante de la Comisión Trilateral, del emporio armamentístico que es la RAND Corporation, de la Rockefeller Brothers Fundation, de la fábrica privada de dirigentes políticos y corporativos que es el Council on Foreign Relations, y hasta del de ya gastado secreto Grupo Bilderberg. Joan E. Garcés escribía en su libro «Soberanos e Intervenidos», basado en documentación desclasificada en Washington, que si bien la operación corrió a cargo de los alemanes, el dinero venía de EEUU. Léase de una Reserva Federal propiedad de banqueros privados. Había que crear en España una “izquierda” domesticada, con gente de ambiciones y no de ideales como eran González y su grupo, para desplazar a un entonces luchador y prestigioso Partido Comunista, y llevarla al poder para que hiciera el trabajo sucio de meter a España en la OTAN y eliminar la industria pesada (debilitar y crear dependencia), que la derecha –franquista- hubiera tenido mucho más difícil de cara a la galería.
Después, en 1977, con la excusa de entrevistarse con el vicepresidente Walter Mondale y con el secretario de Estado Cyrus Vance, F. González iría a pasar examen al Council on Foreing Relations (CFR), Parece ser que aprobó. Ahora, forma parte de la Trilateral. Y Carrillo también fue a justificarse al CFR. Éste, de la mano de Antonio Garrigues Walker, principal asociado en España del trust Rockefeller. Carrillo “trató de presentar una imagen lo más moderada y dúctil posible sobre la transformación del movimiento comunista en Europa occidental” –Gustavo Valverde, “Carrillo habla en el Council on Foreign Relations”, Ya, 24/11/1977–.
Efectivamente, hay que fundamentarse en datos y no en creencias.
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Quisiera terminar con un par de citas de personajes que sabían algo de cómo funcionan las cosas:
«En la política nada sucede por accidente, Si sucede, puedes apostar que estaba planeado de ese modo». (Franklin Delano Roosevelt)
“Aquel que no vea que en la Tierra se está llevando a cabo una gran plan en el cual colaboramos como siervos fieles, está ciego”. (Winston Churchill).
¿Hablamos del ISIS o de Al-Qaeda?
Gonzalo
2016/01/14
Es que hay cosas que son de cajón. Imaginemos a una de estas personas tan poderosas, con patrimonios de miles de millones, contactos por todas partes que le deben favores y que esperan servirle para obtener uno u otro tipo de beneficios, poseyendo medios de comunicacion, y en realidad lo que sea… controlando los medios y recursos de la sociedad, junto con otros tres o cuatro como él, medios y recursos que cualquier otro necesita para medrar, etc. ¿Por qué una persona así iba a renunciar a defender sus intereses, iba a permitir que nadie -el pueblo, un dirigente de un país del tercer mundo, o lo que sea- le fuera a fastidiar sus negocios, por qué iba a renunciar a influir de todas las maneras posibles a la toma de decisiones políticas cuando tiene todos los medios y maneras para influir sobre ellas, y de hecho ´çel y un puñado como élñ tienen el monopolio sobre ello? ¿Porque tienen una gran conciencia moral y democrática? ¡Vamos ya! ¡Todos sabemos cómo es el mundo! Quien tiene que defender su causa ante la evidencia de los hechos y la lógica de las cosas, pues está defendiendo una postura absurda y demencial, es quien pretende que las clases dominantes no intervienen de forma multilateral y permanente para ejercer su poder, sino que todo es fruto de la «voluntad popular», a la que se someten dócilmente.
Yves
2016/01/14
Por supuesto. Pero la cosa va más allá de intervenir al hilo de los hechos, que también. Hacen planes, y cuanto más poder atesoran, los planes van más lejos. Y esos proyectos pueden llegar a caer en el ámbito de la utopía, de lo irrealizable. Aunque por el camino quede un reguero miseria, destrucción y genocidio.
Que se lo pregunten a los palestinos, a los afganos, a los iraquíes, a los sirios, a los ucranianos, a los libios, a los vietnamitas, etc., por no hablar de los afectados por las dos guerras mundiales, y mucho más.
Véanse las declaraciones del historiador y economista británico Antony C. Sutton, que fuera contratado por el Hoover Institute de la Universidad de Standford (California), un think-tank que tenía el proyecto de crear una biblioteca definitiva sobre la II Guerra Mundial, es decir, una versión oficial de la historia. Sutton fue descubriendo que la realidad era muy diferente de la versión, naif, que nos han ido sirviendo de la historia del siglo XX, y que pudiera tornar la visión que tenemos de muchas cosas:
Vídeo Youtube: Wall Street, Nazis y La Revolución Bolchevique -Antony C. Sutton
No hace falta imaginar, siquiera aplicar lógicas o hacer «análisis», únicamente atender a los DATOS, que solo selectivamente llegan a las aulas de las universidades.
Gonzalo
2016/01/14
Por supuesto, las conspiraciones, o lo que sea en cada caso, sólo pueden funcionar en un contexto y circustancias determinadas que creen la situación propicia, actuando como mecanismo o forma de puesta en escena de fuerzas sociales. Pormucho dinero que tengas, no te puedes monatr una «revolucion de colorines» o lo que sea, si no hay fuerzas sociales y unas circustancias sobre las que operar. La conspiranoia, asi como los negadores de conspiraciones, confunden eso: causas y mecanismos, y lo mezclan todo en un mismo nivel. Y llegan a conclusiones absurdas.
Gonzalo
2016/01/14
O por decirlo brevemente: confunden el cómo ocurre un fenómeno con el por qué ocurre. Esto es paralelo, o una consecuencia de, un error típicamente humano. El cerebro humano surgió por evolución, etc., etc., y por tanto es obvio que no surgió para desarrollar las matemáticas o analizar racionalmente la realidad, y sin embargo, esa «máquina» desarrollada para otros fines, esos «circuitos» son también los que permitirían hacer eso, pensar racionalmente, algo que no ocurrió por sí mismo, sino cuando el desarrollo social llevó a ello. EL pensamiento racional es un producto social hecho posible por la biología. Y el que esto sea así, hace que la mente humana no sea de por sí racional, sino que incurre dejada a su suerte en multitud de creencias irracionales, en falacias, etc. El llegar a ser racional exige del individuo estudio, esfuerzo, aprender las reglas del pensamiento racional, etc.. Una de esas falacias, y es algo muy antiguo, es la personificación de las fuerzas de la naturaleza (o de la sociedad). Los conspiracionistas incurren claramente en esta falacia, y vienen a dar una explicación de las cosas muy similar a la de las viejas mitologías de la antigüedad, en que las fuerzas de la naturaleza y de la sociedad, al no comprenderlas, eran sustituidas, su poder, su acción, por seres personificados, seres todopoderosos que actuaban a su arbitrio. Los dioses mitológicos son sustituidos por el mito del conspirador todopoderoso, eso es todo. Es reducir la historia a un comic, con los villanos supermalvados, etc. Por el otro lado, los negacionistas de la conspiración, vienen en el fondo a incurrir en el mismo error, al personificar las fuerzas de la naturaleza en sí, al tomarlo no como resultado de la acción conjunta de los hombres de carne y hueso, organizados de tal o cual manera, sino como entidades abstractas con existencia propia e independiente. Es similar a los materialistas de los siglos XVII o XVIII que, en realidad, con su mecanicismo, estaban convirtiendo a las fuerzas de la naturaleza en un nuevo dios, casi simplemente pasaban llamar «materia» a dios; en el fondo se trataba de idealismo. Y por eso sólo con el materialismo dialéctico el materialismo se convirtió en realmente tal, al poder entender las relaciones entre lo concreto y lo abstracto, cómo surgen esas realidades abstractas como resultado y parte, o podríamos decir forma, de la realidad concreta, y no como entidades ideales abstractas independientes, etc.
Esta falacia de la personificación, es algo muy frecuente y muy común, y muy útil a la reacción. Vemos como opera al aparecer conceptos como el de «casta» (el que se usa en la demagogia de hoy en día, aunque tiene una larga trayectoria anterior), por lo cual la causa de los males que padecemos no estaría en el sistema capitalista, que de por sí sería el mundo color de rosa, sino que es culpa de unos señores muy malos. Metiéndolos a todos en la cárcel, esto es el paraíso. Y por mucho que el lugar de todo delincuente debería ser la cárcel, esta ideología en realidad oculta las causas de nuestros problemas y protege al propio sistema.
La cuestión es: ¿por qué los intereses de una clase social son unos, y no otros? Porque no se puede elegir: si un capitalista elige ser bondadoso, no explotar al máximo, no barrer con los obstáculos (un gobierno de una país que le niega el acceso a los recursos y mercados;un pueblo que se alza en defensa de sus intereses y le chafa su competitividad en el mercado munhdial), el funcionamiento del capitalismo lo borrará de las listas de los capitalistas. No se comportan como lo hacen por maldad, aunque en todas partes haya gente mala. De hecho, no creo yo que en general -luego en la casuística habrá de todo- sean cínicos con respecto a su ideología, sino que verdaderamente creen sus palabras sobre la democracia y la libertad, y todo lo demás. Es que de hecho, la ideología no puede funcionar si no es creída, no tendrían coherencia como clase social, y la propia ideología tendería a ser arbitraria y a no funcionar.
vallebaeza
2016/01/18
Reblogueó esto en Alejandro Valle Baeza.